Remo: Cristian Rosso e Ariel Suárez comentam 4º lugar em Londres

Sexta-feira, 03/08/2012 - 09:23

“Este bote todavía no encontró su techo”

Fue un día muy importante en el remo argentino. No importó que Ariel Suárez y Cristian Rosso no llegaran a la medalla por apenas 2 segundos y 1 centésima. El objetivo y sueño de ellos era estar en una final olímpica y eso lo lograron con creces. Volverán a casa con un diploma en sus primeros Juegos Olímpicos y con la satisfacción de haber luchado al máximo.

"Daba toda mi vida por un cuarto puesto. A medida que fueron pasando los Juegos Olímpicos, vimos cómo estábamos y uno va creciendo, creíamos que estábamos para más y por eso salimos a ganar. Por eso estamos contentos, por haber llegado a donde llegamos, correr la semifinal que corrimos, ser candidatos y por una cancha del medio haberle ganado a campeones olímpicos y del mundo. Con todo eso, no puede ser malo el balance", explica Rosso, el hombre de Mar del Plata, que -con padre remero- comenzó con esta pasión después de los Juegos Panamericanos de 1995, que se hicieron en su ciudad natal.

Su compañero de bote, que empezó a correr a los 20 años (casi diez más tarde que Rosso) pese a que no sabía nadar siquiera, Suárez coincide en que dejaron todo y que esta final es sólo un capítulo de una historia juntos en el remo. "Este bote todavía no encontró el techo, estamos experimentando cosas y sensaciones, y mejorando regata a regata. Hay que seguir trabajando, siendo abiertos, seguir aprendiendo y a trabajar a futuro", dice el hombre de San Fernando, que cambió la noche (era patovica) por el esforzado mundo del deporte. Hoy podrá irse a dormir con la satisfacción de haber hecho una gran elección.

Fonte: Clarín


El bronce a dos segundos

Cada pala que se hundía en el agua era acompañada por miles de palas. Cada remada que imprimían para darle más velocidad a ese bote amarillo era seguida por miles de remadas. Cada bocanada de aire que llenaba sus pulmones y que generaba una mayor potencia era seguida por miles de pulmones. Cada grito de aliento que salía de ese puñado de argentinos que querían ser testigos de un momento histórico en la maravillosa pista de Eton Dorney era multiplicado por miles de gritos a miles de kilómetros de distancia. Porque no estuvieron solos Ariel Suárez y Cristian Rosso en la final del doble par del remo de los Juegos Olímpicos. Junto a ellos hubo brazos, piernas y, sobre todo, corazones -muchos corazones- que los empujaron. Pero no alcanzó. Apenas un poquitito más de dos segundos -o la nada misma si se tiene en cuenta que la carrera de 2 mil metros se fue en algo más de seis minutos y medio- separaron de las medallas a los primeros argentinos que en 60 años llegaron a la definición olímpica en uno de los botes más complicados de armar y de consolidar. Los dorados Eduardo Guerrero y Tranquilo Capozzo habían sido los últimos en Helsinki 52; ellos dos fueron sus orgullosos sucesores...

Quedaron cuartos Suárez y Rosso. Y vale la consideración porque valió el esfuerzo. Y bien vale una medalla esa posición aunque nunca hayan subido al podio, al que escalaron los neocelandeses Nathan Cohen y Joseph Sullivan con 6m31s67, los italianos Alessio Sartori y Romano Battisti con 6m32s80 y los eslovenos Luka Spik e Iztok Cop con 6m34s35. Ellos, en tanto, finalizaron con 6m36s36. Sí, a casi nada de la medalla.

Suárez y Rosso sabían que en una final A -y más en una final olímpica- no hay estrategias posibles. En ella hay que remar de principio a fin a “full”. Sin embargo, sabían que si llegaban a los mil metros prendidos en la lucha, las pobilidades aumentarían. Y así arribaron a la mitad de la regata, en el segundo lugar, a 2s04/100 del bote esloveno y con 50 centésimas de ventaja sobre el británico. En ese momento, cuando faltando 500 metros para la llegada todavía obtenían el bronce ya que estaban terceros porque los italianos se habían convertido en los nuevos líderes, no pudieron meter el cambio de ritmo necesario para revertir la situación y/o para neutralizar el ataque de Nueva Zelanda, que hizo un “carrerón” espectacular, de menor a mayor pero desatando toda su potencia en el cierre y obedeciendo al favoritismo que implicaba haber sido la dupla campeona del mundo en Hamilton 2010 y en Bled 2011. ¿Les faltó experiencia a los argentinos? Seguramente. Y además, cuando llegaron a los Juegos, jamás imaginaron que el bote andaría tan rápido, aún mejor que en el Mundial, donde habían terminado novenos. “Nosotros mismos quedamos sorprendidos después de la primera regata”, aseguró Rosso. “Y en la segunda nos dimos cuenta que estábamos para la pelea de las medallas”, completó.

Ahora llegará el momento del análisis, de las evaluaciones y de la planificación. Porque Suárez y Rosso deben seguir remando juntos. Y de eso, nadie debe tener dudas. Es un bote integrado por dos atletas diferentes en su personalidad -Rosso es más cerebral; Suárez es más impulsivo- pero que tienen un gran presente y un futuro enorme. Es un bote que se armó hace dos años cuando ambos, de manera inteligente, se dieron cuenta que Santiago Fernández era el mejor singlista argentino y que la gloria sólo los podía esperar de a dos. Esa gloria ayer estuvo a un paso. Esa gloria prometió encontrarlos dentros de apenas cuatro años cuando en Río de Janeiro busquen una nueva oportunidad.

Fonte: Clarín


“Nos vamos tranquilos porque dimos todo hasta el Final”

“Es más de lo que vinimos a buscar, estamos contentos”, sostuvo Rosso, tras la competencia, aunque admitió que los buenos resultados los hicieron ilusionar con una medalla.

Es que habían sido los mejores en la serie de las semifinales y creció así la ilusión de otra regata épica a 60 años de la consagración de Eduardo Guerrero y Tranquilo Capozzo, ganadores del último oro en remo en 1952. “Superamos nuestras expectativas y nos vamos tranquilos porque dimos todo hasta el final”, reafirmó Suárez.

“Vinimos a buscar una final y se logró, sabíamos que podía ser para cualquiera y hoy (por ayer) les tocó a ellos”, evaluó Suárez.

Rosso, en tanto, dijo estar “orgullosos de lo que hicimos, porque dimos cien por ciento hasta el final pero no alcanzó para una medalla”.

“No podemos ser exitistas. Logramos más de lo que vinimos a buscar y, si bien con el correr de las regatas la confianza fue subiendo, no nos dio para más. Hace un mes seguro te firmaba el cuarto puesto”, enfatizó Rosso.

Los argentinos pasaron terceros los primeros 500 metros y segundos de los italianos a los mil pero en la segunda mitad fueron superados por los neocelandeses y eslovenos. Los neocelandeses Nathan Cohen y Joseph Sullivan ganaron el oro con un registro de 6’31”67/100, Ariel Suárez y Cristian Rosso arribaron con un tiempo de 6’36”36/100, por delante de las parejas británica y lituana.

Fonte: Los Andes